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domingo, 3 de septiembre de 2017

La prima cosa bella.

Sentarse delante de una página en blanco...

No saber si el teléfono sonará o no. Que suene.
Que se te pase el arroz. Que te salga al punto.
Quemarte con la sopa. Estaba riquísima. La capacidad curativa de un buen puchero.
El futuro que se elige. La soledad que se impone. Las buenas compañías.
El miedo a avanzar. El miedo al fracaso. Avanzar.
Hedonismo.Nihilistas.
Puestas de sol, arena blanca,agua fresquita.
Mudanzas.Rutina.
Trabajo.
Dinero.Poder.Corrupción.
Tragedias.
Fiesta.
Guerras y Paz.
Casos y cosas.

Un fandango, un fado, una coplita, un baile, amigos, hijos, no hijos, la vida nueva, pasar páginas... 

Me quedo con lo bueno.


Valencia. 3 de septiembre 2017.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

16 de Noviembre.

El 16 de noviembre del año 2013 Juan ya había nacido a esta hora. 

Mi embarazo me lo pasé entero andando por esta desconocida ciudad, viendo crecer mi barriga y compartiendo momentos gracias al maravilloso universo 2.0.

La recta final del emarazo fue un coñazo. Frío, pesadez e incertidumbre. Pero el 16 de noviembre de 2013 a las 3.33 de la madrugada se cerró un ciclo y se abrió otro, a tope de oxitocina y de dudas, de miedos y de ganas de lucha.

Juan nació con los ojos abiertos, fue lo primero que ví, sus ojos. Con eso me bastó para saber cómo estaba, estaba muy muy vivo y muy muy despierto. 
Juan era mi pastelito, mi pequeña baguette que me salió del horno con una parte un poquito más morenita. Mi niño y su nevus en su pierna. 
Su ser. 
Era él en ese momento, y será él para siempre. Mi maravillosa creación. Mi alegría de vivir, mi razón por la que luchar ese y todos los días de mi vida.

No me suelen gustar nada las ñoñerías y cursiladas que rodean la maternidad. Esas madres que nos creemos en el cúlmen de la vida sólo por el hecho de haber sido madres. Que ya no hay nada más allá de nubes, corazones y cielos rosas o celestes. Para mí ese momento fue animal, salvaje, puro, intenso y real. Muy real. Hago balance. Días malos, muchos, días buenos, muchísimos más. Dificultades, todas, facilidades todas y más.

Ahora, tres años después, lo que sí me apetece es hablar de tí. Dedicarte estas palabras porque es lo mínimo que te voy a dedicar hoy. 

Hoy para mí, para siempre, será un día frío, neblinoso, casi lluvioso. Exactamente igual que cuando llegaste. Hoy 16 de noviembre te has ido al cole, andando contento con un paquete de caramelos, un gorro de lana y una bufanda, tu mochila y una vida entera por delante. ¡Campeón!

Siempre siempre estaré cerca de tí.

Feliz cumpleaños mi niño precioso. Felicidades JUAN.